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Aranceles Cadenas productivas: ante la incertidumbre
Cadenas productivas: ante la incertidumbre

La postergación de aranceles por 30 días no resuelve la incertidumbre comercial entre México y Estados Unidos. Las empresas deben prepararse para un entorno volátil y medidas proteccionistas que podrían afectar la manufactura regional.

La industria de la manufactura en México tendrá que operar bajo escenarios de incertidumbre más allá de cualquier solución definitiva. La amenaza de aranceles impuesta por Estados Unidos es un recordatorio de que las políticas comerciales pueden cambiar de un momento a otro, afectando la integración de las cadenas productivas y la estabilidad económica regional.

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El anuncio de la imposición de un arancel del 25% a las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos marcó una nueva fase de tensión en la relación comercial entre ambos países. La justificación oficial del gobierno estadounidense se centró en una crisis de seguridad nacional relacionada con el tráfico de drogas y la migración.

El gobierno de Estados Unidos argumentó que el flujo de drogas como el fentanilo y el incremento en la migración ilegal constituyen una emergencia nacional, razón por la cual se implementó la medida. Además, se destacó que Canadá tampoco está exento del problema, dado el creciente número de laboratorios clandestinos y el tráfico de sustancias ilícitas en la región.

El impacto de esta decisión no tardó en generar respuestas tanto en el sector empresarial como en el gobierno mexicano. La Industria Nacional de Autopartes (INA) advirtió sobre el impacto negativo en la competitividad regional, señalando que las autopartes cruzan las tres fronteras hasta siete u ocho veces antes del ensamblaje final de un vehículo, lo que refleja la eficiencia del modelo de integración regional.

Las estimaciones indican que los consumidores estadounidenses enfrentarán costos superiores a los 20 mil millones de dólares debido a las disrupciones en las cadenas de suministro. Desde el sector automotriz en México, se lamentó la medida y se señaló que afectará los mercados internos de los tres países, con un impacto directo en los consumidores y en la competitividad de la industria. La Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) también manifestó su rechazo, argumentando que esta decisión debilita a una industria clave en Norteamérica y pone en riesgo la estabilidad de miles de empleos en la región.

Esto generó reacciones locales en regiones donde el desarrollo industrial es inminente. Tal es el caso de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación en Querétaro, que destacó que esta medida representa un retroceso para la integración comercial de Norteamérica y afectará sectores clave como la manufactura, la producción de plásticos y la industria automotriz; áreas en las que la entidad se ha visto fortalecida en los últimos años. 

Desde el lado estadounidense, la National Association of Manufacturers (NAM) advirtió sobre el efecto negativo que esta medida tendrá en la competitividad manufacturera. La asociación señaló que una tarifa del 25% sobre Canadá y México amenaza con desmantelar las mismas cadenas de suministro que han permitido que la manufactura estadounidense sea más competitiva a nivel global.

Además, enfatizó que las empresas más afectadas serán las pequeñas y medianas, que carecen de la flexibilidad financiera para encontrar proveedores alternativos o absorber el aumento de costos.

Ante el inminente impacto de esta política comercial, el gobierno de México optó por una estrategia de negociación que permitió postergar la imposición de los aranceles por 30 días. En la conversación entre la presidenta Claudia Sheinbaum y Donald Trump, se acordó pausar la imposición de los aranceles y establecer un grupo de trabajo en comercio y seguridad.

Como parte del acuerdo, México reforzará la frontera con 10 mil elementos de la Guardia Nacional y Estados Unidos aceptó colaborar para evitar el tráfico de armas hacia México. Sin embargo, este acuerdo temporal no representa una solución definitiva, sino que extiende la incertidumbre y deja abierta la posibilidad de que estas medidas sean implementadas en cualquier momento.

El comercio entre México y Estados Unidos ha sido un pilar del crecimiento de la manufactura en América del Norte. La integración económica que ha permitido la eficiencia en la producción de bienes industriales se enfrenta ahora a una amenaza que, más que resolverse, parece un problema postergado.

La industria debe prepararse para operar bajo la constante amenaza de medidas proteccionistas que podrían desarticular sus cadenas de suministro. Las empresas en México no solo deben fortalecer su planeación de riesgos, sino también buscar estrategias para diversificar mercados y reducir su vulnerabilidad ante decisiones unilaterales de su principal socio comercial.

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